Gracias a este trabajo y a labor de investigación que hemos llevado a cabo
para realizarlo, hemos aprendido que las mujeres hacen más uso de paremias que
los hombres, aunque claro está, eso depende de la situación en la que nos
encontremos. Que una paremia puede parecer de lo más simple pero, a la hora de
analizarla con profundidad lingüísticamente, puede llegar a ser bastante
compleja. Esto nos ha ayudado a comprender mejor por qué se dice de la manera
que se dice y por qué se dan sobreentendidos muchos verbos por ejemplo, para evitar la repetición que se hace muy
pesada.
Ha sido interesante descubrir como las paremias, que
creíamos que se decían solo en nuestro país, se dicen en lugar tan remotos de
este mundo y sin cambiar nada del significado original de la paremia, incluso
con culturas totalmente distintas y personas tan diferentes. Siempre es bueno
aprender más de otras lenguas.
Nos ha ayudado a conocer el origen de muchas expresiones que
escuchábamos casi a diario pero no sabíamos de donde habían salido, algunas
incluso de época medieval. También, hemos descubierto nuevas paremias de
diferentes lugares de España, ya que cada una elegíamos las paremias de la
región de donde procedían nuestros padres, lo cual ha sido muy divertido porque
hay paremias que no habíamos escuchado en la vida y nos resultaban extrañas y
graciosas.
Este trabajo nos ha hecho reflexionar sobre nuestra lengua y
ser más conscientes de cómo la utilizamos al hablar con distintas personas (la
familia, los amigos, conocidos…) y como estas influyen en nuestra manera de
hablar, permitiendonos conocer un poco
más la cultura de la que procedemos.
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